viernes, 21 de octubre de 2011

Bufo bufo

Qué susto!
La profesora de Naturales decía "¡Bufo bufo!" y yo no sabía qué hacer. Aquel sapito no era como éste, aquel pesaba media tonelada y yo lo tenía cogido con la mano, suspendido en el aire.Durante unos segundos no supe si se me iba a caer la mano a cachos, o si me escupiría y perdería el pelo, o si me llenaría toda de verrugas... Resulta que Bufo bufo sólo es su nombre en latín y que la única precaución que había que tomar era no frotarse los ojos después de haber tocado al sapo.

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