miércoles, 9 de enero de 2013

Hace tiempo que necesitaba un atril

Necesitaba un atril, pero no lo buscaba

Tenía la sensación de que sería muy caro (very expensive) pero siempre lo echaba de menos (-). Estudio continuamente junto al ordenador y, aunque encuentro cientos (100  y 100 y 100) de maneras de sujetar el libro -con las rodillas, con el codo, con la oreja... no, con la oreja, no- pues todas las maneras son incómodas y limitan los movimientos a la hora (time) de teclear a toda velocidad (V = at).
Teresa dio con la solución (the solution): su atril de madera, comprado en el chino por un precio de risa (jajaja). Así que me compré uno (1) y... ya me conoces, no puedo ver la madera desnuda sin hacer algún arreglillo. 
Lo señalado con la flecha-serpiente es el atril. Tus muñecas se pasan el día contemplándolo. Y hasta el caracol (no se ve bien, pero está junto a las chicas, en la estantería en un papel) tiene los ojos más abiertos que nunca:
-¿Chica has visto al nuevo?
-Es una especie de forzudo, tiene que aguantar unos "tochos" tremendos mientras la dueña lee o escribe
-Es un guapo mozo ¡Y fuertote!


Como desde lejos no ves los arreglillos de los que te hablaba, te voy a enseñar los detalles:


 

El acabado que quiero darle se parece al de la cajita verde, la del año 2008 que lleva una capa de barniz vítreo:
Lo que me gusta del barniz vítreo es que parece que el objeto fuese de cerámica y que arrastra el rotulador negro y el efecto fundido me recuerda al glaseado de los dulces. Me he enterado de que los que comparamos los muebles con los alimentos nos regimos por el hemisferio derecho del cerebro. El común de los humanos se rige por el izquierdo. Así nos encuentran un poco marcianitos.

Sin embargo, es un material caro. Y últimamente he descubierto un barniz muy barato: el látex con agua. Para la pintura plástica es genial. Mira cómo quedó la alacena para botes de conserva:
Con barniz cerámico no hubiese podido acabarla sin ir a la cárcel por deudas, pero cuatro o cinco capas de látex ¡y ha quedado imponente!
Como me queda un culín de barniz, el atril será la última "delicatessen" que me voy a permitir en materia de acabados. 

Espero que el año haya comenzado con proyectos e ilusiones. 
No te olvido ni un segundo. 

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