Con 6 años hiciste magdalenas, Olvido!!!
Hace unos días sentí el impulso incontrolable de hacer empanadillas. Tengo muchas recetas de cocina pero siempre hay alguna en particular que ha dado resultado y a la que vuelvo una y otra vez. Y partiendo de la receta base hago algún experimento: sustituí la mitad de harina por harina de garbanzo. Resultado espectacular. Estas iban rellenas de queso kefir, que hacemos en casa, y de sobrasada.Mientras cocino recuerdo y mientras recuerdo te vuelvo a tener a mi lado. Eras tan seria en tus asuntos. Eras capaz de batir un huevo desde chiquitina, con dedicación y mucha pulcritud. Lo pasábamos muy bien en la cocina.
Una tarde en que hicimos un poco de siesta -o eso creía yo- de pronto abrí los ojos y estabas mirándome, como esperando. Dijiste con gran aplomo: "He hecho magdalenas". El corazón me dio un vuelco -¡el horno, el gas, los mil peligros de una cocina sin un adulto!-, pero te veía tan serena, tan satisfecha de cómo había ido la cosa, que procuré que no se me notara el susto.
Me llevaste a la cocina y allí vi lo siguiente: una serie de cazuelillas de papel rizado -que efectivamente habíamos comprado para hacer las magdalenas de tu recetario- rellenas con una masa de diferente consistencia. Ante mi pasmo, me explicaste que habías utilizado todos los ingredientes que decía la receta repartiendo un poco en cada molde. Habías distribuido entre las cazuelillas la harina, la sal, el azúcar... La única duda había sido qué hacer con el huevo. Al final, decidiste ponerlo en uno de los moldes: "el huevo se lo he puesto a esta de aquí". Era un trabajo tan bien hecho que merecía pasar por el horno.
¿Recuerdas lo que ocurrió?
La masa comenzó a subir con el calor. Crecía y crecía y estábamos entusiasmadas. Gigante, aquella magdalena era gigante, como el melocotón de James en el relato de Roald Dahl. Había rebasado la dimensión proporcional respecto a su molde y seguía subiendo hasta que... se produjo una especie de pequeña explosión y se le hizo un cráter en medio. Nos asustamos, nos reímos y más tarde nos la comimos.
Durante algún tiempo hicimos bromas sobre la magdalena explosiva.
Las cosas que vivimos me acompañan y me hacen sonreír.
Espero que sigas siendo una cocinera tan "mesurada".
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